Cásate con el hombre que será el mejor padre para tus hijos.
Porque esta es la verdad que nadie te dice:
Las mariposas en el estómago se mueren. La pasión se desvanece. ¿La belleza? Inútil a las 3 de la mañana, cuando el bebé llora y sientes que tu cuerpo se desmorona.
Tu cuenta bancaria no te cambiará los pañales. Su charla suave no te calentará el biberón.
Y el hombre que pensó que dar dinero era suficiente te mirará como a una extraña cuando te ahogues en el agotamiento.
Cásate con el hombre que no solo quiere «ayudar»; cásate con el hombre que cree que es su maldito trabajo.
El hombre que no lleva la cuenta porque sabe que ambos están en la misma guerra.
El hombre que entiende que la paternidad no es cuidar niños.
Es dar un paso al frente. Todos. Los. Días.
No te dejes seducir por quienes actúan para el público, pero desaparecen cuando llega el momento de ensuciarse las manos.
Enamórate de quien lucha a tu lado cuando las cámaras están apagadas, la casa es un desastre y la vida parece que se está quemando.
Porque el amor no se demuestra con flores ni en citas románticas; se demuestra en las trincheras.
Se demuestra cuando mira tu cuerpo cansado y desgastado y aún ve a su reina.
Se demuestra cuando toma el relevo sin que tengas que rogar.
Se demuestra cuando se queda, lucha y protege a su familia como si su vida dependiera de ello.
Cásate con el hombre que lleve el peso contigo… no con el que se convierta en el peso.
Porque un día, cuando estés demasiado cansada para llevar la carga sola, te agradecerás haberlo elegido… o te maldecirás por ignorar las señales de alerta.
Elige sabiamente. Los cuentos de hadas son para niños. Necesitas una pareja para la vida real.