Hombre que murió en asilo de ancianos dejó algo que hizo llorar a las enfermeras
Las personas mayores en hogares de ancianos esperan recibir visitas o simplemente una llamada telefónica de su familia, pero esto rara vez sucede, lo que los decepciona.
Cuando este anciano muere y las enfermeras limpian su habitación, se topan con algo conmovedor que les hace llorar.
Entre sus pertenencias, llenas de recuerdos de toda una vida, descubren un poema. Es un descubrimiento sincero que toca la fibra sensible y revela una historia de emociones a lo largo de los años.
Entre sus pertenencias personales se encuentran vestigios de una vida plenamente vivida, y escondida en su interior hay una joya: un poema sincero.
A medida que se desarrollan los versos, las enfermeras se sumergen en una narrativa que captura la esencia de las experiencias del hombre y deja una huella duradera en sus corazones.
Este descubrimiento inesperado sirve como recordatorio de las poderosas historias entretejidas en las vidas de quienes, a menudo abandonados, pasan sus últimos días en hogares de ancianos.
“¿Qué ven, enfermeras? ¿Que ves?
¿Qué piensas cuando me miras?
Un viejo gruñón, poco sabio,
¿Qué piensas cuando me miras?
Un viejo gruñón, poco sabio,
¿Inseguro en sus hábitos, con mirada distante?
Que babea su comida y no responde.
Cuando dices en voz alta: ‘¡Ojalá lo intentaras!’
Quien parece no darse cuenta de las cosas que hace.
Y siempre pierde… ¿un calcetín o un zapato?
Quien, resistente o no, te deja hacer lo que quieras,
¿Con baño y comida, para llenar el largo día?
¿Es eso lo que piensas? ¿Es esto lo que ves?
Así que abre los ojos, enfermera. No me estás mirando”.