Mi esposo me dejó por un viejo amigo después de que sufrí un aborto espontáneo. Tres años después, lo vi y no pude dejar de sonreír.
Nunca imaginé que mi esposo me dejara después de un aborto espontáneo describiría mi vida, pero así fue.
En un abrir y cerrar de ojos, Michael, el hombre con el que había construido cinco años de historia, se fugó con Anna, una amiga de mi época de la preparatoria.
Durante meses, vagué entre la angustia, convencida de que mi vida se había derrumbado. Sin embargo, el destino me llevó a un encuentro años después que me recordó cómo la angustia puede llevar a bendiciones ocultas.
Cuando compartíamos nuestra pequeña casa, Michael y yo nos conformábamos con ver películas en un ambiente acogedor y disfrutar de un brunch dominical tranquilo.
Mi amiga del instituto, Anna, vivía prácticamente en nuestra sala de estar, poniéndose al día con cada logro personal.
Luego, me quedé embarazada y, aunque parecía que estábamos empezando un nuevo capítulo, Michael empezó a actuar de forma extraña y retraída.
Justo cuando más lo necesitaba, ocurrió una tragedia: perdí al bebé. Poco después, mi marido me dejó tras sufrir un aborto espontáneo y fue como si se hubiera llevado el último trozo de mi corazón.