Un médico cría solo a trillizos tras la muerte de su madre en el parto; luego regresa su padre biológico.
Pasaron los años, y Thomas se dedicó a criar a los trillizos —Jayden, Noah y Andy— incluso después de que su esposa se marchara, incapaz de asumir la responsabilidad.
Trabajó incansablemente para mantenerlos hasta que un día se desplomó en el trabajo y le diagnosticaron un tumor cerebral.
Por aquella época, Joe reapareció, afirmando que ya estaba estable y listo para cuidar de los niños.
A pesar de las objeciones de Thomas, el tribunal le concedió la custodia a Joe debido a su estado de salud.
Desconsolado, Thomas ayudó a empacar las maletas de los niños. Pero cuando los trillizos se abrazaron a él llorando, Joe vio el profundo vínculo que los unía y cambió de opinión.
«No deberíamos luchar por los niños, sino por su bien», dijo, y juntos los acompañaron de regreso a casa.